El escenario: Antonio preparando una presentación en un restaurante muy famoso de alitas en Monterrey. Preciosa vista al cerro de la silla desde la terraza en la zona exterior del local. Excelente clima pues estaba nublado. Una buena cerveza (ver mi blog de chevecheros).
La tarea: Mientras esperaba una cita en la tarde, terminaba de preparar una propuesta. Claro que ciertos trabajos intelectuales pueden ser acompañados de una bebida y unos aperitivos…
El evento trágico: En una de las, más de una, visitas al baño (la primera), Antonio se golpea con la puerta de cristal regresando a la terraza… Tremendo golpe. Aún duele. Pero no fué tan trágico. Seguimos vivos y pensamos regresar.
Aclaración: No era puerta de cristal, pero parecía. En realidad la salida del restaurant a su terraza es una gran pared de cristal con una sola salida en la que hay una hostess. Pero, a mi parecer, cada segmento en los que dividen la pared de cristal parece una salida. Si aparte de la apariencia le agregamos la agudeza visual y la distracción de Antonio = accidente.
Si bien mi orgullo dolía más que la cara (la hostess y otras personas vieron el accidente y se acercaron a preguntar si estaba bien), queda una reflexión. Para ello, mencionaré que al pagar la cuenta y despedirme, la hostess (testigo presencial del incidente) me dice: ¨No se preocupe, sucede muy seguido. Ya le ha pasado a muchos antes¨.
Ah, entonces no soy el único sonzo al que le ha sucedido. ¡Qué alivio!
Independientemente de mi lección de tener cuidado (si, fue mi culpa y de nadie más), la pregunta es: ¿Por qué diablos no han hecho nada? ¿Esperan que alguien se lastime o los amenace con demandar?
¿Cuántas veces no tenemos esta misma situación en nuestro hogares o en nuestros centros de trabajo? ¿Cuántas veces no tenemos pequeños incidentes en las líneas de producción o en la oficina donde alguien se lastima, pero ¨no pasa nada¨, hasta que pasa?
¿Nos enfrentamos a una procrastinación o postergación de una tarea que tiene que realizarse (prevenir los accidentes) y lo dejamos para después? ¿o simplemente ante una cultura de falta de iniciativa donde no es responsabilidad de alguien en específico, mucho menos de una hostess? Definitivamente una terrible cultura de ¨ojos para la seguridad¨…
A finales del 2009 y principios del 2010, una serie de campañas (retornos de autos a los concesionarios para reparaciones) y demandas ocuparon espacio en los medio del mundo. Autos de Toyota aceleraban sin que el usuario pudiera hacer algo al respecto. Varias muertes fueron atribuidas a este problema y Toyota terminó perdiendo billones de dólares en producción perdida, litigios, pagos a víctimas, ventas perdidas e impacto a su reputación. Fueron diferentes las causas, desde software, problemas mecánicos y errores del usuario. La relevancia para mi caso, es que uno de los autos involucrado en una fatalidad ya había fallado (por problemas con el tapete) y el usuario ya había informado a dos personas diferentes del problema, las cuales no comunicaron ni se aseguraron que alguien hiciera algo al respecto. No, no fue su culpa. Pero si, podían haber evitado una fatablidad… Para una descripción de esta historia (en forma parcial pues fue escrita en el 2011 mucho antes que todos los problemas, análisis y gastos terminaran para Toyota), puedes leer a John Shook (https://www.lean.org/shook/displayobject.cfm?o=1754 ).
Muchos ejemplos, algunos trágicos. Así que, no dejes que le siga pasando a otros…
Super, me encanto, como siempre. Saludos Boss
Buena reflexión, prevención es la clave para disminuir los riesgos.